Por Pablo Cornejo
Investigador Centro CERES (coejecutor programa TT Green Foods)
Esta semana enfrentaremos un fuerte temporal que amenaza la región de Valparaíso, la que ha sufrido una sequía prolongada. Por ello, es crucial discutir algunas medidas preventivas para minimizar los riesgos a los que se exponen nuestros suelos.
Estos fenómenos climáticos pueden causar inundaciones, erosión del suelo y daño a los cultivos. Según la FAO, «la erosión del suelo es uno de los principales problemas que enfrenta la agricultura mundial», y puede verse agravada por lluvias intensas como las proyectadas. Es importante evitar que los suelos estén desnudos en épocas de lluvias torrenciales. Desde nuestra experiencia como Centro Ceres, a las exitosas prácticas de cubiertas vegetales multiespecies, se suma el uso de inoculantes microbianos, capaces de mejorar la salud de las plantas y del suelo.
Los inoculantes microbianos incrementan la cobertura del suelo por las plantas, lo que ayuda a prevenir la erosión, ya sea utilizando cultivos agrícolas o especies para restauración ambiental. Dentro del programa TTGreen Foods liderado por CREAS, estamos desarrollando inoculantes basados en microorganismos benéficos, que además ayudan a las plantas a resistir condiciones como la sequía, la presencia de sustancias tóxicas, y que a su vez mejoran la estructura del suelo, aumentando la cantidad de raíces que finalmente reduce la erosión y mejora la retención de agua en el suelo.
Además de los inoculantes, otras acciones preventivas incluyen la implementación de sistemas de infiltración para evitar inundaciones, la construcción de terrazas para reducir la escorrentía, el uso de curvas de nivel en terrenos con pendientes, y la mantención de residuos de cosecha en superficie, todas prácticas basadas en la naturaleza, y que se han estudiado e implementado desde Ceres. Junto al monitoreo constante de las condiciones meteorológicas, los sistemas de alerta temprana pueden proporcionar información crucial para tomar decisiones a tiempo.
En conclusión, ante la inminencia de un temporal, debemos actuar desde distintos frentes para proteger nuestros cultivos y suelos. El uso de inoculantes microbianos, junto a otras prácticas agrícolas sostenibles, son una herramienta poderosa para mejorar la resiliencia de la agricultura y la salud y conservación de nuestros suelos.
Como última reflexión, frente a estas amenazas que serán cada vez más frecuentes, la implementación de prácticas adecuadas no solo protege nuestros cultivos y suelos, sino que también contribuye con nuestra propia subsistencia, ya que son la fuente de alimentos para nosotros y las generaciones futuras. Por ello, debemos ser capaces de innovar en alternativas para el manejo sustentable de los suelos, asegurando su disponibilidad para que las generaciones futuras puedan hacer uso de ellos, en especial ante el desafío global que representan los cada vez más notorios efectos del cambio climático en nuestro país, y especialmente en nuestra región.