Por Dominique Naves
Gestora de Proyectos de CREAS – MSc. Ingeniera Agrónoma
El contexto sanitario a nivel mundial producto del COVID19 demostró que ningún país estaba preparado para una crisis de tal envergadura: en sólo un par de meses, quedó al descubierto la fragilidad de la economía y de la cadena de suministro alimentario. Sin embargo, esta es una gran oportunidad para replantear las capacidades presentes y generar mayor inversión en investigación y desarrollo a nivel nacional e internacional.
Para los empresarios y emprendedores de alimentos, la pandemia se convirtió en el puntapié inicial necesario para desafiar lo conocido e innovar, con el fin de solucionar algún problema existente dentro de sus procesos productivos o para crear un nuevo producto. En este sentido, es importante resaltar que las soluciones u oportunidades existentes presentan una alta incertidumbre técnica y cuentan con un elevado mérito innovador, como por ejemplo, los alimentos veganos, libres de sellos, sin gluten, o incluso los alimentos desarrollados a partir de los descartes agroalimentarios. Sumadas a estas innovaciones, con el nuevo estilo de vida en confinamiento, se han identificado nuevas tendencias y desafíos a resolver, principalmente asociados a la extensión de la vida útil de los alimentos y a la ingesta de productos que generen algún beneficio a la salud, como por ejemplo alimentos ricos en Vitamina D, C, entre otros.
Chile cuenta con una diversa y amplia carta de productos alimenticios innovadores, lo que demuestra que la industria nacional cuenta con capital humano avanzado y con un alto nivel de competencias en el desarrollo de tecnologías, factores que han incidido en la agregación de valor a los alimentos actuales. Paralelamente, el mercado se ha vuelto altamente exigente, demandando alimentos que tengan buen sabor, sean nutritivos, saludables y nutracéuticos. Estos escenarios fomentan la evolución de la industria alimentaria chilena, propiciando el desarrollo competente y nuevas oportunidades en diferentes mercados.
Asimismo, en el ecosistema innovador nacional se han generado múltiples redes de colaboración, donde distintos organismos se han visto beneficados al momento de compartir o aportar materias primas, metodologías, asesorías especializadas y conocimiento sobre tecnologías avanzadas. Mientras más redes surjan, mayor impacto y fortaleza tendrá el ecosistema ante periodos de crisis.
En la red actual de innovación en alimentos de nuestro país, el Centro Regional de Estudios en Alimentos Saludables, CREAS, se posiciona dentro del ecosistema a través del desarrollo de prototipaje alimentario, otorgando apoyo a emprendedores, empresas y asociaciones del rubro para identificar oportunidades y desarrollar soluciones a problemas de la industria alimentaria. Desde el 2011, el centro ha conformado una red consolidada de trabajo junto 180 empresas y, durante el año 2020, el 55% de sus asociadas fueron empresas lideradas por mujeres, desarrollando iniciativas en seis regiones del país; otorgando una mayor visibilidad, tanto a las empresas colaboradoras, como a las capacidades tecnológicas del centro.
Las PYMES y grandes empresas que deseen innovar junto a CREAS, pueden hacerlo a través de dos vías de financiamiento: como servicio privado o mediante un subsidio, proveniente principalmente de entidades como FIA y CORFO. En este último caso, los recursos financieros se obtienen mediante la postulación y posterior adjudicación de un proyecto con alto mérito innovador. La innovación en períodos de crisis es posible, y sus proyectos pueden concretarse junto a nosotros. Ingresa a revisar nuestro sitio web para descubrir cómo: www.creas.cl
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