En cada una de estas fases o escalas se generan pequeñas muestras del nuevo producto o ingrediente, denominado “prototipo alimentario”, cuyo valor radica en que hace tangible una idea inicial, entregando al sector productivo regional y nacional una excelente oportunidad para poder:
- Evaluar la aceptabilidad sensorial y comercial de nuevos productos.
- Tomar decisiones con respecto a futuras inversiones.
- Potenciar la búsqueda de clientes y/o inversionistas.
- Optar a fondos públicos concursables.
- Producir con fines comerciales, mientras el emprendedor se independiza con planta propia de procesamiento.