Nathalia Fernández – Nutricionista de CREAS
Llevar un estilo de alimentación saludable, sobre todo en este contexto de pandemia, es clave para potenciar nuestro bienestar físico y emocional. Además, tener claridad sobre los alimentos que debemos o no incluir en nuestra dieta es una gran herramienta para aprovechar al máximo los diversos nutrientes que estos nos aportan, considerando siempre que su calidad y cantidad son fundamentales para mantener la salud.
Actualmente, el estilo de vida que llevamos dificulta el proceso de alimentación: por una parte, cada vez contamos con menos tiempo para organizar y preparar las comidas. Por otro lado, no dedicamos el tiempo suficiente a cada periodo de alimentación, lo que afecta negativamente la calidad de nuestra dieta y produce efectos negativos para el organismo. En este sentido, contar con alimentos procesados que faciliten la ingesta de nutrientes es una necesidad cada vez mayor, ya que su consumo puede ser un complemento a la dieta habitual, y se convierte en una gran alternativa para innovar en el desarrollo de alimentos que sean más saludables.
En muchas ocasiones, al hablar de alimentos procesados se genera un rechazo casi inmediato, ya que este concepto se asocia a alimentos no saludables, llenos de conservantes, colorantes y de escaso valor nutricional. Pero esta noción va quedando cada vez más en el pasado, gracias a elementos como las nuevas tecnologías y la disponibilidad de alternativas de ingredientes más naturales, que permiten que el desarrollo y posicionamiento en el mercado de productos alimenticios saludables sea una solución para los consumidores. Así, se apunta a aquellas personas que buscan productos listos para consumir –como los snacks o platos preparados– o que satisfagan tendencias –como la de “volver a lo natural”–, sin olvidar que la conveniencia siempre será el primer motor de motivación para comprar un determinado producto.
Desde el punto de vista de la industria alimentaria, una de las formas de desarrollar alimentos procesados saludables es a través de la incorporación de ingredientes funcionales, componentes activos que le otorgan a los alimentos ya formulados la capacidad de tener un efecto beneficioso para la salud, o bien reducir el riesgo de desarrollar ciertas enfermedades. Dentro de este grupo, podemos encontrar ácidos grasos –como el omega 3–, minerales –como el calcio–, fibra dietaria y compuestos fenólicos, entre otros.
En este sentido, tanto la fibra dietaria como los compuestos fenólicos se encuentran altamente presentes en plantas, frutas y verduras, y muchas veces se transforman en descartes de la industria alimentaria. Tomando lo anterior en consideración, es importante saber que la presencia de estos ingredientes en nuevos productos podría significar una gran oportunidad para emprendedores o empresas que deseen entregarles un nuevo valor y, en base a ellos, desarrollar alimentos saludables a través de la innovación.
Una de las grandes brechas que existe en la actualidad a la hora de desarrollar este tipo de alimentos es el miedo, tanto de los costos de elaboración como de venta de los productos que elaboremos, lo que se piensa que puede resultar en que estos no tengan cabida en el mercado nacional. Sin embargo, es importante destacar que las personas se encuentran cada vez más dispuestas a invertir en alimentos más naturales, saludables y que tengan etiquetas con la menor cantidad de ingredientes posibles.
Además, como consumidores tenemos una gran responsabilidad en educarnos, para que al momento de recurrir a alimentos procesados seamos conscientes de lo que estamos consumiendo y le demos la importancia necesaria al hecho de llevar una correcta nutrición.
Para cerrar, es importante tener presente que, desde el punto de la normativa, en Chile no existen los alimentos funcionales per se, ya que no están incluidos como categoría en el Reglamento Sanitario de los Alimentos. En el marco legal, lo que sí está permitido es declarar algún mensaje sobre las propiedades saludables que pueda presentar un alimento, contenidas en alguna de las 18 asociaciones entre nutrientes presentes en una matriz alimentaria y un beneficio para la salud, que se encuentran descritas en la Resolución exenta Nº 860/20017, “Norma técnica Nº191 sobre Directrices Nutricionales para Declarar Propiedades Saludables de los Alimentos”