Por Samantha León
Ingeniera de Desarrollo de Productos CREAS
La comercialización de alimentos adulterados es una práctica lamentablemente común en Chile. Esta semana, el SERNAC advirtió a la ciudadanía sobre la presencia de leche en polvo falsificada en el mercado nacional y la anterior sucedió algo similar con el café instantáneo, lo que ha generado gran preocupación en la población. Sin embargo, diversos productos han sido objeto de falsificación a lo largo del tiempo, como el café, el arroz y las conservas, entre otros.
La normativa nacional establece exigencias respecto a la elaboración, envasado y comercialización de alimentos, con el objetivo de proteger la salud de las personas. Aunque el etiquetado se caracteriza por ser el principal medio de comunicación entre el consumidor y la empresa, en el caso de alimentos adulterados, la información declarada en la etiqueta es fraudulenta, lo que implica que incluso la fecha de vencimiento no es confiable.
El consumo de alimentos adulterados representa un riesgo inminente para la salud, dado que se desconoce la trazabilidad del proceso productivo. Esto afecta directamente la calidad e inocuidad de los productos, con posibles contaminaciones microbiológicas y alérgicas.
El envasado de los alimentos debe llevarse a cabo en instalaciones autorizadas que cuenten con resolución sanitaria y apliquen buenas prácticas de manufactura, además, se debe utilizar un envase adecuado para cada tipo de producto. En el caso específico de la leche en polvo adulterada, la calidad del envase es deficiente y no garantiza la inocuidad del producto, aumentando el riesgo de contaminación con microorganismos patógenos, como Salmonella, que pueden provocar graves problemas estomacales. Además, el uso de envases transparentes expone el producto directamente a la luz, degradando las vitaminas y disminuyendo las propiedades nutricionales de la leche.
En vista de lo anterior, hacemos un llamado a no consumir alimentos de dudosa procedencia, a revisar detenidamente el etiquetado nutricional y a informarse adecuadamente para evitar potenciales riesgos que puedan afectar negativamente la salud de las personas.