Por Lida Fuentes y Carmen Soto
investigadoras del Centro CREAS
Las enfermedades crónicas no transmisibles y las enfermedades degenerativas afectan a un número importante de la población nacional y mundial. Particularmente Chile es uno de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) con los peores índices de salud, con una alta prevalencia de enfermedades cardiovasculares, diabetes, sobrepeso y obesidad, cuyo desarrollo se ve fuertemente afectado por el estado nutricional de las personas.
Es el consumo de compuestos naturales que se encuentran en frutas y verduras lo que ha demostrado prevenir y controlar enfermedades, pero su efecto depende de los diversos procesos que se aplican a los alimentos, incluyendo el proceso digestivo. Por lo que, para comprender la efectividad de estas moléculas en la salud humana, es necesario tener en cuenta como son digeridos y absorbidos por nuestro cuerpo, y se requiere de estudios precisos que permitan establecer cómo los procesos alimentarios afectan esta digestión.
Los compuestos bioactivos no sólo se encuentran en las frutas y verduras completas, sino también en los descartes de la agroindustria, por lo que su aprovechamiento es una alternativa para obtener productos de alto valor nutricional y saludables. Conocer cómo utilizar estos residuos para el desarrollo de alimentos y como pueden ser digeridos es una de las tendencias en el estudio de alimentos a nivel mundial, que va de la mano con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) de la agenda 2030, enmarcado tanto en la generación de alternativas para mejorar la Salud y el bienestar de la población (ODS 3), como hacer buen uso de nuestros recursos mediante la producción y consumo responsable (ODS 12); y forma parte de las líneas de investigación que ha desarrollado CREAS desde su inicio, evaluando el contenido de moléculas bioactivas en distintos descartes para la generación de nuevos ingredientes o aditivos alimentarios.
El conocimiento sobre la biodisponibilidad de los compuestos bioactivos, permitirá desarrollar estrategias para generar alimentos estables, que influyan positivamente en la salud y calidad de vida del consumidor. En este aspecto el diseño de alimentos es fundamental, y debe considerar la calidad nutricional y funcional de los ingredientes y componentes, su interacción, y las alternativas que permitan elaborar tales alimentos. Actualmente, existe una tendencia al uso de impresoras 3D. De hecho, dentro de esta tendencia el diseño de carne con cultivos celulares es una de las noticias más publicadas. Sin embargo, estas tecnologías también pueden ser usadas para diseñar snacks a base de ingredientes funcionales vegetales, generando un abanico de posibilidades de aportar en salud y nutrición mediante el desarrollo de alimentos de consumo masivo.
En ese aspecto, debemos estar conscientes de la necesidad de generación de nuevo conocimiento científico, que vaya de la mano de las necesidades actuales y futuras de la población, y que en conjunto con el desarrollo tecnológico son pilares fundamentales para impulsar la innovación agroalimentaria regional y nacional.