Columna de opinión de Nathalia Fernández – Nutricionista de CREAS.

Cuando llega la primavera, junto con las empanadas y el mote con huesillo, comenzamos a ver en los mercados y ferias locales la esperada alcachofa, que llega con su aroma y textura directamente desde la tierra a nuestra mesa, para inundarnos de su sabor y bondades nutricionales.

Desde tiempos remotos que forma parte de la alimentación y desde hace algunos años que se vienen estudiando sus propiedades, convirtiéndola en un alimento valioso y nutritivo. Entre sus brácteas (“hojas”) esconde un sinfín de compuestos como vitaminas, minerales, antioxidantes,  entre otros, que la hacen un alimento imprescindible a la hora de llevar un estilo de alimentación saludable.

En primera instancia, cabe mencionar que es una buena fuente de magnesio, mineral necesario para el correcto funcionamiento del intestino, nervios y músculos; forma parte de estructuras óseas como huesos y dientes y además favorece las funciones inmunes del organismo; también es rica en potasio, micronutriente necesario para generar y transmitir el impulso nervioso.

Por otra parte, su alto contenido de fibra favorece el tránsito intestinal, lo que podría ayudar a quienes padecen de estreñimiento; además disminuye la absorción de grasas a nivel intestinal y enlentece el paso de glucosa a la sangre, colaborando con las personas que necesiten disminuir la cantidad de lípidos y controlar los niveles de azúcar en la sangre, respectivamente. Pero lo que realmente convierte a la alcachofa en un superalimento es la presencia de cinarinas, un compuesto activo presente en las hojas, y no precisamente porque se encuentre en grandes cantidades, sino por los beneficios que entrega a nuestro organismo. Estos compuestos activos, presentes en las hojas, están principalmente relacionados con el aumento de la producción de bilis (efecto colerético) que favorece la digestión de las grasas y la eliminación del colesterol y, por otra parte, aumentan la producción de orina (efecto diurético) que podría ayudar a las personas que padecen de colelitiasis (piedras en la vesícula) y acumulación de toxinas en el organismo.

En la literatura científica es posible encontrar algunos estudios que han tenido por objetivo evaluar los beneficios del consumo de alcachofa para la salud. Es así, como en el año 1973 Hammed et al, suplementaron a 132 personas extractos de alcachofa, los cuales, al finalizar el estudio, disminuyeron en promedio 24% sus niveles de triglicéridos. Con respecto a sus propiedades relacionadas con el control de los niveles de azúcar en sangre, un estudio observó que el consumo de galletas elaboradas en base a polvo de alcachofa durante 90 días, disminuía considerablemente los niveles de glucosa post-prandial en pacientes con diabetes tipo 2 (Nazni P, et al, 2016). Recientemente el año 2017, Rezazadehy colaboradores, determinaron que utilizar extractos de hoja de alcachofa como suplemento en pacientes con síndrome metabólico, disminuía significativamente los niveles de colesterol malo (LDL) luego de 2 semanas de tratamiento.

Debido a sus múltiples propiedades nutricionales, esta planta comestible, tiene un fuerte potencial para ser utilizado en el desarrollo de alimentos funcionales, con el propósito de beneficiar a la población y hacer mas variada la incorporación de este alimento a la dieta y no limitar su consumo a una época especifica del año. Las posibilidades que nos ofrece la gastronomía para su consumo son diversas, además de hervirlas y comer la punta de sus “hojas” con limón, es posible cocinarlas al horno, asadas, al vapor, o bien, una vez cocidas se puede elaborar una pasta con la parte comestible para acompañar el pan o para untar bastoncitos de zanahoria y apio. Además,  es posible encontrarla en conserva en los estantes del supermercado y en diversas versiones. Lo importante es tener en cuenta que un superalimento no tiene porque ser caro, extraño o difícil de  encontrar, la alcachofa tiene tantas propiedades nutricionales como cualquier otro alimento con estas características y su uso medicinal como parte del tratamiento para diversas patologías está demostrado científicamente.


Referencias
  1. Hammed, H., Kindler, K., Kranz], c., Nebosis, G., Pichler, 0., Studlar, M.: Uber den Einfluf von Cynarin auf Hyperlipidamien unter besonderer Berucksichrigung des Typs II (Hypercholeste- rinamie), Med. Wschr.; 41:601-605,1973.
  2. Nazni, P., Vijayakumar, T. P., Alagianambi, P., & Amirthaveni, M. (2006). Hypoglycemic and hypolipidemic effect of Cynarascolymus among selected type 2 diabetic individuals.  J. Nutr, 5(2), 147-151
  3. Rezazadeh, K., Aliashrafi, S., Asghari-Jafarabadi, M., & Ebrahimi-Mameghani, M. (2017). Antioxidant response to artichoke leaf extract supplementation in metabolic syndrome: A double-blind placebo-controlled randomized clinical trial. Clinical Nutrition.